
El fallecimiento de Tatiana Andia, socióloga, economista y una de las voces más influyentes en el debate sobre el sistema de salud en Colombia, ha generado un profundo impacto en la comunidad académica y sanitaria del país. Su trayectoria como investigadora, docente y columnista la consolidó como una referente en temas de regulación de medicamentos y acceso a la salud. Sin embargo, fue su experiencia como paciente con cáncer terminal y su valiente reflexión sobre la muerte lo que marcó su legado final.
Una vida dedicada al análisis del sistema de salud
Tatiana Andia, fallecida a los 45 años, dedicó su carrera al estudio de las desigualdades en el acceso a los servicios médicos y la economía de la salud. Su trabajo fue clave en la regulación de precios de medicamentos y en la formulación de políticas públicas en Colombia. Como docente de la Universidad de los Andes, participó en la creación de programas de sociología y dirigió proyectos de análisis del sistema sanitario, convirtiéndose en una voz consultada en debates sobre la crisis de las EPS y la reforma de salud impulsada por el gobierno de Gustavo Petro.
Su postura crítica sobre las transformaciones en el modelo de salud colombiano la llevó a exponer contradicciones en la propuesta gubernamental. Consideraba que el sistema de salud era producto de una tensión entre la libertad económica y el derecho fundamental a la salud, y alertó sobre los riesgos de un cambio sin planificación estructurada.
El derecho a morir dignamente
En 2023, Andia hizo público su diagnóstico de cáncer de pulmón con metástasis, lo que la llevó a profundizar en un tema pocas veces discutido en la esfera pública: el derecho a una muerte digna. En sus columnas y entrevistas, compartió sus reflexiones sobre el proceso de despedida y la autonomía de los pacientes para decidir sobre sus tratamientos.
Fiel a su convicción, dejó por escrito su voluntad anticipada, rechazando tratamientos invasivos y optando por el alivio del sufrimiento en lugar de prolongar su vida a cualquier costo. Enfrentó la enfermedad con realismo y fortaleza, transmitiendo una perspectiva sobre la muerte que desafía el miedo y la negación social del final de la vida.
Su última columna, publicada de manera póstuma, resume su pensamiento con claridad: “Se acabó la fiesta. Me retiro con dignidad”. Con esa frase, Andia reafirmó su decisión de vivir hasta donde su calidad de vida lo permitiera, dejando un mensaje profundo sobre el valor de la autonomía en el final de la existencia.
Un legado que trasciende la academia
Tatiana Andia no solo dejó un impacto en la academia y la política pública, sino que también abrió un espacio de conversación sobre el envejecimiento, la enfermedad y la muerte en la sociedad contemporánea. Su postura sobre la eutanasia y la planificación del final de la vida invita a la reflexión sobre la necesidad de políticas públicas que garanticen el acceso a estos derechos.
Su legado es una invitación a continuar el debate sobre un sistema de salud más equitativo, donde los pacientes no solo reciban atención de calidad, sino que también puedan tomar decisiones informadas sobre su propia vida y muerte.