En un acontecimiento histórico para Perú, Ana Estrada, de 45 años, se convierte en un símbolo nacional en la lucha por el derecho a la muerte digna. Estrada, una activista y psicóloga diagnosticada desde los 12 años con polimiositis, una enfermedad degenerativa e incurable, ha obtenido una respuesta favorable del Seguro Social (EsSalud) para acceder a la eutanasia, marcando un precedente significativo en el país.
Esta semana, el Hospital Rebagliati confirmó mediante un memorando que se han resuelto las observaciones planteadas por Estrada al protocolo de muerte digna. Esto incluye la aceptación de un informe psicológico previo y la posibilidad de que una persona de confianza de Estrada firme el consentimiento informado en su nombre, si ella no pudiera hacerlo. Además, se le permitirá elegir a un médico de confianza para el procedimiento, alineándose con prácticas en países donde la eutanasia es legal, como los Países Bajos o España.
Este avance representa un cambio significativo en la percepción de la muerte digna en Perú, al reconocer la autonomía y el control sobre la vida y el cuerpo en situaciones de enfermedades incurables y degenerativas. Ana Estrada, quien perdió la voz el año pasado y se comunica a través de redes sociales y un blog, ha sido una voz activa en esta lucha, promoviendo la idea de que la salud con dignidad es un derecho fundamental.
La decisión de EsSalud no solo afecta a Estrada, sino que también sienta un precedente legal y ético en Perú. El fallo establece que la eutanasia debe realizarse en un plazo máximo de diez días hábiles desde que la persona manifieste su deseo de proceder. La abogada defensora de Estrada, Josefina Miró Quesada, y su equipo han enfatizado la importancia de esta victoria, no solo para Estrada, sino para todas las personas en situaciones similares.
El caso de Ana Estrada va más allá de su situación personal; simboliza un cambio en la narrativa sobre la eutanasia y la muerte digna. Refleja un creciente reconocimiento de la autonomía individual y la dignidad en las decisiones de fin de vida, un tema que ha generado debates éticos y legales en todo el mundo. El caso de Estrada podría ser un catalizador para discusiones más amplias y reformas en el sistema de salud y en la legislación relacionada con la muerte digna en Perú y más allá.